(parte de blog)

El tiempo lo que busca es durar, pasar despacio, detenerse.
No sé de dónde saqué esa ocurrencia. Pero vine aquí apuntarla como loca porque son pocos los enunciados que pienso, por lo regular, y éste además me pareció interesante. Si no me hubiera largado de la casa siedo una criatura seguro que hubiera estudiado algo relacionado a la física o a la ingeniería, deveras, así tendría tiempo, entre arnés y arnés de distraerme con la belleza que encuentro en esas pendejadas.

Dios me habló, y esta vez sin intermediarios ni guías, ni líneas telefónicas. Cada vez que dejo la oficina y me hundo en estas fechas glotonas y de tormenta empiezan los mensajes, de extraterres, de divinidades. Así que voy a ir a ver a Santa Clara, en Puebla, por mandato divino. Primero, tengo el presentimiento, pasaré por Zacatecas (a ver a quién conozco). Y para evadirme de tanta visión desértica recibiré mi merecido año nuevo en Oaxaca. Con adornos de rabanitos. Todo sea por la fe. Gracias Padre bendito. Dios me perdone el crédito y su posterior cuesta. Amén.

ESTAAAAS SON LAS MAÑANIIII-TAS QUE CANTAAA-BA ¿EL REY DAVIIIID?! (bueeno)
A LAS MUUUU-CHACHAS BONIIII-TAS SE LAS CANTAAAMOS A-QUIIII!
Ay, Santísima Madre Universal, para que veas que yo mis misiones las hago en particular. Gracias por las rosas de hoy en la mañana. Las amarillas, las rosas y las blancas. Por las de todo el año. En fin, se desborda mi cariño por ti, ya sabes. También sabes que no me quiero casar, ni insistas. Con mis tres novios me conformo.

Desguía

Despotriqué contra mi guía espiritual y una que otra medium. ¿Cómo es posible que se les ocurra salir en procesión a la catedral para -a las doce de la noche- irle a cantar las mañanitas a mi santísima Virgen de Guadalupe?!
Ya sabemos que los martes no te embarques y si es posible no salgas, no te muevas, no respires. Las doce (de la noche o del medio día) están prohibidas para nosotros fieles seguidores de la superstición. Después de incluso escupir al cielo, como dijeron los videntes cuando les comenté que ya no le creía a nuestro guía, soñé que me visitaba en sueños. Mi guía espiritual intentaba decirme algo y con desdén yo le contestaba que con él ni jota. Entonces mi guía le pasaba el teléfono a Dios Padre (tiene voz de mármol, por cierto). Escuché la voz de Dios que me ordenaba ir a la misión encomendada por la medium pastelera y sus ecuaces (Cristo vencedor!), que es eso de andarse descarriando. ¿Quién creen que soy? Me desperté dos segundos para cambiar de sueño, esta vez apareció Gerald de Pardiú abría una puerta del medioevo para visitarme, gracias, Gerald.

Ay, ahora sí me ha mandado llamar mi guía espiritual, y de manera urgente. Pero esque por más que le hago la negrura en este blanco invierno no deja de visitarme. Me gustaría estar en Chicago si no fuera porque a mi hermana se le filtra la azotea (y no precisamente de su casa, sino de la memoria) y cada vez que la visito es la misma cantaleta de remembranzas hostiles durante el desayuno. Así no se puede. De ahí en fuera juro por San Juditas y mis hermanitos marcianos que me he portado bien.

Los Fararonni-Du!
¿Alguién puede imaginarse a un jarocho-italiano? Bien, pues mi tío ( primos y por ende tía pesuda y barbajana) es uno de ellos. Es vergonzoso oír a esa manada saludar: Pa'la macaruda hija de la chingada, Ich bin, cuándo te pones a hacer dinero! Sólo les transcribo uno porque los demás alagos de la familia Fararonni-Du son candentes y temerarios.
Esa familia, si mal me va, me visita una vez al año. Yo no tengo el más mínimo interés en ellos, sinembargo no puedo azotarles la puerta en sus prominencias porque la barbajana (con el perdón de mi guía espiritual) fue hermana de mi padre (digo fue, ya que mi padre ha estas alturas debe estar en su rencarnación tresmil veinticuatro). Cargan con la matriarca (en silla de ruedas y todo), cuando la arrastran hasta la sala todos esconden el trago, como si los viera. Si esa vieja ya ni oye, ni siente, ni tiene dentadura ¿estará muerta?
Lo que más me molesta es la actitud prepotente y salvaje. Esa rama del árbol familiar y llorón la olvido por completo hasta que empieza diciembre. La neurósis me sube nada más de imaginar al tío Delfín (narizón como pocos, rubio hasta lo colorado) del lascivo brazo de la tía Mago (narizona también, ay la abuelita Du, que tuvo cinco esposos, vayan a saber de quién era esa narizota) ambos pegándole a los sesenta y tantos y sin despegarse de una pata de elefante de bucanans.

Por eso cuando me visitan no prendo la calefacción: que vivan la realidad fronteriza y extrema (basta de puertos, abanicos y mamadas) les tiendo unas cobijas en la sala y hasta me despierto temprano. Actitud que se convierte en arma de dos filos, porque al sentir los extremos los muy ignorantes piensan que yazco en la miseria total: mujer, soltera, y secretaria de vocación ¿qué me cuesta enamorarme de uno de billetes?

Para hacer enojar a los Fararonni les cuento que me va bien con mi novio negro y que espero tener muchas hijitas para tejerles trenzas y trenzas (aaah, es que también son racistas esas linduras).

Por lo menos mi adeene no tiene nada que ver con los Fararonni. Miseria es tener sus genes.

El enano
Ay, anoche soñé con Facundo. Yo siempre pensé que no me gustaba. Seguramente fue el soneto ése que me impacto tanto. Soñé que estábamos en un estudio y él me daba tips para hacer un documental. ¿Sabrá hacer documentales ese muchacho? Estoy inquieta. Se acerca el día de la Guadalupana y mi hermano Pedro (no el arreglateles, que a ése no le dirijo la palabra -no sé ladrar) ha estado soñando con naves extraterrestres. Creo que está a punto de llegarnos un mensaje trascendente de la Santa Madre Universal. Quizá después de estos años de incomodidad sexual ahora sí conozca al que me amance. Perdóname señor, que así me pongo en las prefechas importantes. Ay, mi hermanito, me enternece. Siempre fue al que le cambiaba yo su moneda de a diez por mis dos pesos (noble, noble) y eso que me lleva seis años. Los encuentros extraterrestres siempre los ha tenido. Mi papá (en paz descanse) también, nada más que él les decía enanos. En sus últimos años no nos dejó dormir: el enano, Ichbin, ahí está el enano en el patio. Gritaba como poseído. Siempre hemos sido perceptivos. ¿Qué me habrá querido decir Facundo? Bueno, mejor en vez de estar aquí soltando la sopa voy corriendo a rezarle al platillo. Buenas noooches, querido Diario.

"Suspiros tristes, lágrimas cansadas,
que lanza el corazón los ojos llueven,
los troncos bañan y las ramas mueven
de estas plantas, a Alcides consagradas;

más del viento las fuerzas conjugadas
los suspiros desatan y remueven,
y los troncos las lágrimas se beben,
mal ellos y peor ellas derramadas.

Hasta en mi tierno rostro aquel tributo
que dan mis ojos, invisible mano
de sombra o de aire me la deja enjuto,

porque aquel ángel fieramente humano
no crea mi dolor, y así es mi fruto
llorar sin premio y suspirar en vano."

Buuuua. No sé que es "enjuto" ni "Alcides", pero esos nombres voy a ponerles a mis primeros hijos. Góngora se apellida el poeta... pobre.

Cáncer
He andado tan azotada con estas prenavidades. Aquí estoy sentada esperando el cáncer. Me sucede siempre lo mismo todos los inviernos. Ya hasta fui a consultarle al I Ching, a ver si debo tener esperanzas para el año que entra y el arreglateles que se dice mi hermano se casa y se va a volar en la ordinariez propia de los seres normales. En fin. Ya ni mi grupo místico me ayuda, cielos. En la última seción con mi guía, en la ante sala, Fernando nos comentó que se había comprado una loción de moda y de inmediato David le recomendó que no se la bebiera. No me gustan esos sarcásmos divinos. Claro que ni tardo ni peresoso Fer enardecido le dijo que no tenía por qué cargar con la culpa de que (a David) lo hubieran violado de chiquito. Estando así las cosas Gloria e mua decidimos ir a cenar hamburguesas asadas con mezquite. De ahí en fuera no tuve ninguna otra satisfacción, aunque me reí mucho. Ojalá que el invierno pase lento, me gusta el letargo y conservo la espectativa del año que viene. No importa que mi hermano haya sacado de mi cajón (donde guardo los calcetines) el chocolate de oaxaca que guardaba para este clima extremo, ése cabrón.