Auchs!
Animicamente el agua me ha llegado al cuello, físicamente me va a dar algo... artrítis si el frío y la miseria siguen azotando mi alma y mi pocilga (ya no se cuál es cuál). El pinche alcalde de esta parisuda frontera lo único que ha generado son ciclovías (genial!) qué piensa ¿que voy a pedalear con pulmonía y en ayunas?. Exigimos empleos, ay, cómo no me enlisté en el sindicato de Telmex. Todo menos vestirme de extraterrestre multicolor para servir agua de calcetín en el sanborns de la esquina. Aaaah, pero qué tal Eslim: inchaaado. ¿Qué pretendes, guía espiritual, que comience mis pininos en el narco? Ay, que será de esta mi clase trabajadora. Aunque bueno, igual y con lo tísica que me he puesto y una minifalda consigo mi añorable trabajo de secre en la universidad... sería mi oásis... acceder a la nobleza... vacaciones pagadas tres veces al año, guardaespaldas, sexo de postgrado... ay, esta hambre me está matando, ya hasta mi perro se cambió de casa... qué prueba es esta virgencita... está bien, si me tengo que casar me caso pero evitame esta miseria... no, no, Sacrosanto Bendito ¿ves lo que me haces decir? reprendido seas mal pensamiento. Bueno, tú sabes porque haces las cosas, Madre Universal. Amén y requiescatimpache
Pulgero
Heme aquí en un internet de alquiler cerca del barrio, nada más para tener el pretexto de salir de ese refigerador. No me preguntes de cine, querido Diario, que no llego ni a renta de video club. ¿Qué será de mí en la entrega de los Oscares? Y yo que me regodeaba en mi oficina escribiendo mietras ordenaba una pizza por teléfono. De no ser porque mi guía espiritual no me cobra, y en la antesala regalan galletas con café, mi alma estaría sola, muda. Una chichi no es nada cuando en casa no hay luz. Intenté en estos días ser nana en los yunaites, pero esos niños infernales provocaron que me temblaran los ojos y me excediera en el tila. Mi Dios, gracias por esta prueba que mis nervios no superaron. Mi vocación se arraiga firmemente, añoro el conmutador y el escritorio. Las tardes silenciosas de comida. En fin, Ichbin, ya basta de lloriqueos, salgamos de aquí antes de que los cinco pesos del presupuesto para internet te hagan quedar en ridículo.
