Admito que las navidades me parecen repugnantes, sobre todo por asuntos familiarmete compasivos y criticables... recé esperando que esta vez la llegada de mami a mi lejana guarida no excediera las dos horas, MAS SIN EMBARGO (como le oí decir sabiamementa a algún intelectual)mi tormento empezó desde el veintitrés, los viajes astrales a mi infancia me hicieron recordar ese veinticuatro cuiando, abusando de inocencia, mi madre me obligó a cantar frente a los invitados la canción de la abusadora. Después de eso, llena de verguenza y de rabia, con el alma y la reputación (asunto importante para nosotras las divorciadas) me recluí de la sociedad para siempre. Fui dark, escuché a Miguel Mateos con los ojos en llamas, bailé tropical borracha los domingos y lamí las paredes del undergraund gracias a esas raíces poco civilizadas que me orillaron a despreciarlos.
A pesar de todo los extraterrestres hicieron de las suyas comunicándome oportunamente (osea ya en mi madurez espiritual) que mi reino no era de este mundo, gracias San Juditas, yo sé que tú también eres de jupiter. Por eso la misericordia me impulsa a escuchar las preguntas que estupidamete hace mi hermano (la mascota) para pasar chingando el tiempo, ay Virgen Santísima, perdóname, pero es que si no lo suelto reviento... saber que soy superior ha calmado mi ira, sólo yo y mi sacrosanto angelical jefecito (qué más compasivo aún que yo me regaló una canasta cargada de apetitosas latas de importación en nuestra embriaguez fraternal, pillo, adorable)nos entendemos (claro, agrdezco también al teclado y a la máquina que, si me llagaran a faltar, junto a mi agua de cartier y el más reciente cidí de Gloria Trevi, de plano prepararía el despegue hacia otros mundosÑ soltaría amarras).
Bueno, querido diario, no fue y no será por abandonarte pero tengo que mover mi motorcito para conseguir una tanga amarilla, que esta vez quiero dinero y no esas pasiones de eunucos que ya están bastante vistos. Chaínskybáis